Solemos no leer la letra chica, y sale caro. A veces, la letra chica de los contratos suele es la “trampa”; en otras, las advertencias nos hubieran salvado de malos usos. “No mezclar con amoníaco, detergente o ácido, porque puede liberar gases tóxicos”, dicen los envases de lavandina. “Es que se libera cloro -explica la licenciada en Química Cristina Torres, profesora asociada de Química Inorgánica en la Facultad de Bioquímica, Química, y Farmacia de la UNT-. Y por eso la lavandina (una solución de hipoclorito de sodio, o sea sólo una parte es cloro activo) sólo debe mezclarse con agua. De lo contrario, los vapores que genera la mezcla con otros limpiadores pueden intoxicarnos”.
“Muchas veces la gente siente mareos o dolor de cabeza, cuando -por ejemplo- se encierra a limpiar baños. Sucede que los vapores del cloro llegan a nuestras mucosas y reaccionan con el agua presente en nuestro cuerpo; y eso es dañino”.
No sirve en las calles
La otra parte de la letra chica del envase de lavandina que no leemos dice: “la concentración del hipoclorito de sodio es afectada por la luz, el calor y el paso del tiempo”. “ El calor y la luz inestabilizan el hipoclorito de sodio, por eso los envases no son transparentes, además el cloro se evapora y disminuye su concentración en el agua; pasa en las piletas, por ejemplo”, agrega Torres. Por eso carece de sentido el reclamo de que se laven las calles con cloro para prevenir el covid-19. “Al producirse el escape gaseoso, la lavandina en minutos pierde efectividad; habría que pasarse el día limpiando. Lo que debemos hacer es quedarnos en casa”, resaltó la experta.